En
sus puntos esenciales Platón expone en los diálogos de su obra La República la mejor forma en que puede
organizarse el Estado. Transita por temáticas con sus interlocutores sobre la
justicia y la injusticia, la educación de los jóvenes y en ello la importancia
de la gimnasia y las artes, sobre la mejor forma de adquisición del
conocimiento verdadero (en su teoría de
las ideas), sobre la belleza y en esta expone argumentos sobre la valorización
de los poetas por lo cual será la temática que se pretenderá abordar en estas
líneas, con apoyo de los capítulos II, III, y X.
El
libro II se basa en el tema de la justicia y la injusticia, sin embargo exponen
a los poetas como los reveladores de tal carácter humano en sus obras, a los
cuales describen como una plétora de
imitadores, forjadores de falsas
narraciones, respecto a la expresión en palabras de la falsa imagen de la naturaleza de dioses y héroes, asemejándolo
al carácter del pintor el cual hace un intento en reproducir la realidad a
través de la imagen más no llega a expresar la realidad como tal, es un simple
imitador. El rechazo que se hace a los poetas en este apartado se desprende de
que exponen a los dioses como autores de las cosas buenas y malas, pues todo lo
contrario, el diálogo presenta que la divinidad no es autora de todas las
cosas, sino únicamente de las buenas. Por tanto, en la medida en que algún
maestro pretenda forjar la educación de los jóvenes mediante una representación
de tal índole, se expresa que debería ser promulgada una ley que impida este
hecho, ya que tal modo impide el acercamiento de los guardianes a la piedad
divina.
En
el libro III se evidencia que tal rechazo a los poetas desde el punto de vista
del uso de las obras de los mismos para la educación de los jóvenes se debe a
que por ejemplo los poemas que hacen alusión al hades, lo que transmiten es un
sentimiento de pérdida de valentía, infunden el temor, el cual no debe yacer en
absoluto en los guardianes.
La
labor del poeta es catalogada en este apartado como imitativa ya que en vez de
usar el recurso de la narración utiliza -como se expresa Homero en la Ilíada,
la Odisea- el de la adecuación del personaje a su persona, esto no es otra cosa
que imitación. Debido que el autor intenta exponer a los personajes como los
dadores del discurso más no los expone en tercera persona, a modo de narración.
De modo que el poeta muestra una actitud de ocultamiento entre líneas al no
hacer uso de la narración simple sino imitativa. Desde la perspectiva del poeta
en su recurso imitativo, según expresa el diálogo, pretende abarcar la
imitación múltiple en cuanto a géneros, de modo que según la conversación
sostenida por Sócrates esto conlleva a que no lleve a cabo virtuosamente su
labor, ello soportado en la premisa que argumenta que la pretensión de elevar
al punto de vista imitativo los diversos géneros como la comedia, la tragedia,
transitan a una ardua labor y dificultosa calidad, debido que según ellos es
insostenible que un poeta logre acaparar el virtuosismo en múltiples áreas,
debido que nadie es capaz de imitar bien
muchos caracteres distintos y mucho menos si se trata de reproducir algo
que se ha reflejado en la realidad.
El
único propósito al que dan valor a la imitación en este apartado es desde el
punto de vista educativo de los jóvenes con valores como la sensatez, la
valentía, la piedad. Debido que en la medida en que imiten cosas buenas
forjarán así su personalidad y la objetividad de una nación. De modo que no
respecta en este caso forjar en su educación a través de la revelación de los
poetas aquellas anécdotas históricas que representan situaciones de antivalor.
Sin
embargo desde el punto de vista del poeta y el valor que tiene como tal, se
expresa en el diálogo un sentimiento de rechazo en su cualidad de imitador,
debido que es imposible que una persona se dedique a distintas labores como por
ejemplo ser un militar y un artesano a la vez, de modo que carece de valor y causa
repudio que sea elogiado y alabado cuando realmente no expresa ninguna de las
dos labores desde el punto de vista real sino es una simple imitación, una
simple reproducción falsa de la realidad.
Desde
el punto de vista musical, objetan la eliminación del uso de algunas armonías,
ritmos y letras que evocan a sentimientos negativos (antivalores) como
lamentos, desdichas y aprueban el uso de armonías que intentan imitar
sentimientos de felicidad, valor y prudencia. Y así mismo la prohibición de
ciertos instrumentos como la flauta.
Se
trata pues de impedir a los artistas -incluyendo los poetas- que copien o
imiten situaciones de maldad, destemplanza, fealdad, para que los guardianes no
crezcan rodeados de vicios. El valor de los artistas está en aquellos que
transmiten cosas buenas, todos lo bello y lleno de gracia, valentía,
generosidad, así los jóvenes se empaparían de ello y vivirían actuando conforme
a ese ideal de belleza manifestado por los dioses y grandes héroes. Parece
revelarse que el carácter de belleza está ligado a la idea del bien, debido que
hacen alusión no sólo a la importancia de la preparación de los guardianes en
cuanto a la poesía, la música, sino la gimnástica, debido que exponen que las
artes por una parte brindan a la persona extrema sensibilidad, dulzura, al
contrario de la gimnástica que sus principios parten de la rudeza, de la
fuerza, una ferocidad innata que si deja desarrollarse por completo puede
llegar a brindar una gran brutalidad y dureza. Por tanto, para no caer en
extremos y educar a jóvenes de templanza valiosa, estos debían recibir ambas
disciplinas: gimnástica y artística, para que gozaran de cualidades que estas
brindan.
Después
de haberle dado un valor a ciertos tipos de arte -los que parecían ser
correctos en cuanto a las categorías de belleza y bondad que transmitían-, en
el libro X, se expresa una negación total por la poesía imitativa, debido que
si los guardianes no pueden distinguir la realidad de lo que expresan pueden
causar grandes desgracias. Esta realidad se refiere a lo plasmado como idea que
refleja un algo objetivo dado y aquella que refleja en apariencia. Por ejemplo
no es lo mismo una cama diseñada por un artesano que una cama reflejada por un
pintor, la cama del pintor es una cama en apariencia. De modo que la noción de
mímesis o imitación resulta en este apartado como una categoría que remite a la
distinción de la noción de verdad. De modo que las producciones artísticas
desde el punto de vista del pintor y del poeta, entre otros, en su carácter
imitativo no son más que meros fenómenos, fantasmas. Pues según Glaucón y
Sócrates el que hace una apariencia no entiende nada del ser en sí ni por
esencia ni realidad. Por tanto al no conocer las cosas en sí, es capaz de
transmitirlas en su arte como algo hermoso y bueno, que al fin y al cabo pueda
no serlo. De forma que todo arte mimético realiza su labor a gran distancia de
lo verdadero y así se liga a lo humano distanciada también de la razón,
atrapando las pasiones del alma, puede sumergirlas en el engaño y
desconocimiento.
Ello
conlleva a relacionar este apartado con la teoría de las ideas que se expresa
en el mito de la caverna citado en esta obra la cual expone la situación de
unos esclavos que están encadenados en una cueva de la cual nunca han salido y
la única verdad que conocen son las sombras de unas personas que pasan a sus
espaldas con objetos que se reflejan en un muro, siendo lo único que pueden
ver. Estos esclavos yacen en una verdad en apariencia porque esas sombras no
expresan la verdad sino un símil de lo que son que puede dar lugar a mal
entendidos de modo que si uno de ellos lograsen salir de la cueva y ver la
realidad que está fuera de sí no se valdrían de las apariencias sino tendrían
como objeto de conocimiento a la razón.